Trump denuncia fraude en elecciones venezolanas de 2024 y promete vigilancia estrecha

El presidente de EE. UU., Donald Trump, afirmó en Fox News que las elecciones presidenciales de Venezuela en 2024 fueron fraudulentas, asegurando que su gobierno monitorea de cerca la situación. Las declaraciones intensifican la presión sobre Nicolás Maduro, cuya reelección es cuestionada por la oposición y varios países.

Latam17 de abril de 2025The Times en EspañolThe Times en Español
venezuela
VenezuelaEPA- EFE

 Washington D.C., Estados Unidos - El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reiteró el miércoles 16 de abril de 2025 su postura crítica hacia el régimen de Nicolás Maduro, al declarar en una entrevista con Fox News que las elecciones presidenciales celebradas en Venezuela el 28 de julio de 2024 fueron un “fraude”. “Estamos siguiendo a Venezuela muy de cerca”, afirmó Trump, subrayando que su administración está atenta a los desarrollos en el país sudamericano, donde la reelección de Maduro ha desatado controversias y acusaciones de manipulación electoral.


Según el Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela, controlado por el gobierno, Maduro obtuvo el 51.95% de los votos, mientras que el candidato opositor Edmundo González, respaldado por la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), logró el 43.18%. Sin embargo, la PUD divulgó supuestas actas electorales que, según afirman, demuestran que González ganó con un margen significativo, cercano al 67%, frente al 30% de Maduro, según datos publicados en el sitio resultadosconvzla.com. 
 
La comunidad internacional ha reaccionado con escepticismo ante los resultados oficiales. Estados Unidos, junto con países como Perú, Argentina, Chile, Costa Rica, Uruguay y la Unión Europea, no reconoció la victoria de Maduro, exigiendo la publicación de las actas electorales desglosadas por mesa de votación para verificar la transparencia del proceso. El Centro Carter, uno de los pocos observadores internacionales presentes, emitió un duro comunicado el 30 de julio, denunciando una “falta total de transparencia” y afirmando que los comicios “no pueden considerarse democráticos” debido a un “claro sesgo” de las autoridades electorales. 
 
Trump, quien durante su primer mandato (2017-2021) impuso sanciones draconianas al sector petrolero venezolano y reconoció a Juan Guaidó como presidente interino en 2019, ha mantenido una postura hostil hacia Maduro. En un comentario del 5 de agosto de 2024, el entonces candidato presidencial calificó a Venezuela como un país “dirigido por un dictador”, sin mencionar explícitamente a Maduro, y criticó a la vicepresidenta Kamala Harris por el alivio temporal de sanciones bajo la administración Biden. Sus recientes declaraciones en Fox News refuerzan esta línea, aunque no especificó acciones concretas más allá de un monitoreo activo. 
 
La oposición venezolana, liderada por María Corina Machado y González, ha denunciado lo que califican como un fraude masivo. Según The Guardian, las encuestas previas al 28 de julio, como la de ORC Consultores, daban a González una ventaja de 47 puntos sobre Maduro, lo que contrasta con los resultados oficiales. La negativa del CNE a publicar las actas detalladas, junto con la expulsión de observadores opositores de los centros de votación, alimentó las acusaciones de manipulación. Un análisis estadístico del Consejo Electoral Nacional, citado en Statistical Modeling, reveló patrones sospechosos en los resultados oficiales, como porcentajes exactos que sugieren una asignación artificial de votos en lugar de un conteo real. 
 
 
 
El anuncio de Maduro como ganador desencadenó protestas masivas en Venezuela, especialmente en barrios populares tradicionalmente afines al chavismo. Según Al Jazeera, la represión posterior dejó 28 muertos y cerca de 2,000 detenidos, incluyendo periodistas y defensores de derechos humanos. La USAID reportó que Maduro ha utilizado el control del CNE y del Tribunal Supremo para legitimar los resultados, mientras que las fuerzas de seguridad han intensificado la persecución de disidentes. En respuesta, países como Perú reconocieron a González como presidente electo, y Venezuela rompió relaciones diplomáticas con varias naciones latinoamericanas. 
 

 
En el ámbito doméstico, las declaraciones de Trump han resonado entre sus seguidores, pero también han generado críticas. En 2024, algunos aliados de Trump intentaron vincular el supuesto fraude en Venezuela con teorías conspirativas sobre las elecciones estadounidenses de 2020, alegando sin pruebas que el software de votación utilizado en ambos países estaba comprometido. Estas afirmaciones, promovidas por figuras como Sidney Powell en 2020, fueron desmentidas por expertos en seguridad electoral y por las propias empresas, como Dominion y Smartmatic, que confirmaron no tener vínculos con el gobierno venezolano. Un reporte de Reuters también desmintió una cita falsa atribuida a Trump, donde supuestamente llamó a Maduro a renunciar tras el fraude, aclarando que no hay evidencia de tal declaración. 
 
 
 
 
La situación en Venezuela sigue siendo volátil. Maduro, que asumió su tercer mandato el 10 de enero de 2025, enfrenta una creciente presión internacional y una crisis migratoria agravada por la represión postelectoral. Un sondeo de Meganálisis en agosto de 2024 indicó que el 40% de los venezolanos consideraba emigrar si no había una transición democrática. En EE. UU., el nombramiento de Marco Rubio, un crítico acérrimo de Maduro, como secretario de Estado, sugiere que la administración Trump podría retomar una postura de “máxima presión” con nuevas sanciones o medidas diplomáticas. 
 
 
 
 
La denuncia de Trump sobre el fraude electoral en Venezuela alinea a EE. UU. con una amplia coalición internacional que cuestiona la legitimidad de Maduro. La evidencia presentada por la oposición, respaldada por análisis independientes y observadores como el Centro Carter, apunta a irregularidades graves que socavan la credibilidad del proceso. Sin embargo, la retórica de Trump debe ser vista con cautela, dado su historial de acusaciones infundadas sobre elecciones, como las de EE. UU. en 2020. Su enfoque podría exacerbar las tensiones en Venezuela, pero también corre el riesgo de politizar un tema que requiere una respuesta coordinada y basada en hechos. 
 
La oposición venezolana ha demostrado una resiliencia notable al unificarse detrás de González y documentar el presunto fraude, pero enfrenta un régimen dispuesto a recurrir a la represión para mantenerse en el poder. The Times en español considera que la comunidad internacional debe priorizar la presión diplomática, como sanciones selectivas y el reconocimiento de González, mientras apoya a la sociedad civil venezolana para evitar una escalada de violencia. Para Trump, el desafío será traducir sus palabras en una estrategia efectiva que no profundice la crisis migratoria ni aliene a aliados regionales como México, que ha adoptado una postura más neutral. 
 
 


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