Corea del Norte celebra la tercera etapa de Hwasong: 10,000 viviendas para un Pyongyang moderno

El proyecto Hwasong, parte de un plan quinquenal para construir 50,000 apartamentos, busca elevar la calidad de vida en Pyongyang. Sin embargo, las asignaciones favorecen a las élites leales al régimen, mientras persisten dudas sobre la equidad y las condiciones laborales en las obras.

Mundo17 de abril de 2025The Times en EspañolThe Times en Español
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Pyongyang, Corea del Norte - El 15 de abril de 2025, Corea del Norte celebró con gran pompa la inauguración de la tercera etapa del barrio residencial Hwasong en Pyongyang, un proyecto que añadió 10,000 nuevas viviendas a la capital. La ceremonia, presidida por el líder Kim Jong Un, marcó un hito en el plan quinquenal anunciado en 2021 para construir 50,000 apartamentos en la ciudad, según informó la agencia estatal de noticias KCNA. La fecha, coincidente con el cumpleaños del fundador del país, Kim Il Sung, conocido como el “Día del Sol”, fue elegida estratégicamente para reforzar el simbolismo de prosperidad y modernización socialista. 
 
 
 
El distrito Hwasong, descrito por los medios estatales como un “hermoso y moderno barrio urbano”, cuenta con rascacielos de gran altura, dos de ellos conectados por un imponente puente colgante, además de instalaciones educativas, comerciales y de servicios, como un centro de juegos computarizados con capacidad para 300 personas, el primero de su tipo en el país. KCNA afirmó que Kim Jong Un participó activamente en el diseño y supervisó el proyecto, presentándolo como una muestra de su compromiso con el bienestar del pueblo. Las imágenes publicadas muestran torres residenciales alineadas a lo largo de un amplio bulevar, en un estilo arquitectónico que combina elementos modernos con la estética soviética característica de Pyongyang. 
 
 
 
El proyecto forma parte de una campaña más amplia para renovar la infraestructura urbana de Corea del Norte, un país que enfrenta sanciones internacionales, pobreza generalizada y un aislamiento reforzado por el cierre de fronteras durante la pandemia de COVID-19. Según CNN, Hwasong es uno de varios desarrollos recientes en Pyongyang, junto con proyectos como Mirae Scientists Street y Songhwa Street, donde se encuentra la Torre Principal de Songhwa, el segundo edificio más alto del país, completado en 2022. Estos esfuerzos buscan proyectar una imagen de modernidad, especialmente en la capital, donde la calidad de vida es significativamente mejor que en las zonas rurales. 
 
La tercera etapa de Hwasong, cuya construcción avanzó a buen ritmo según reportes de Prensa Latina, incluyó la supervisión directa de Kim Jong Un, quien visitó el sitio en marzo de 2025 para inspeccionar centros de servicios como complejos de transporte y áreas recreativas. El líder exhortó a los constructores, en su mayoría militares, a mantener altos estándares de calidad para reflejar una “Pyongyang moderna, civilizada y feliz”. La cuarta y última etapa del proyecto, que comenzó en febrero de 2025, apunta a completar las 50,000 viviendas prometidas, consolidando el legado urbanístico del régimen. 
 
 
 
 
 
Sin embargo, detrás de la fachada de rascacielos y avenidas, el proyecto Hwasong revela las contradicciones del sistema norcoreano. Según Xataka, las viviendas son asignadas por el gobierno, priorizando a personas leales al Partido del Trabajo de Corea, como científicos, ingenieros y funcionarios, lo que refuerza un sistema de privilegios que beneficia a las élites. Un informe del Instituto Surcoreano de Ingeniería Civil y Tecnología de la Construcción estima que solo el 70-80% de los hogares norcoreanos tienen acceso a viviendas adecuadas, y las condiciones en áreas rurales siguen siendo precarias, con limitado acceso a electricidad y agua potable. 
 
Además, las obras dependen en gran medida del trabajo de soldados y civiles en condiciones duras y con bajos salarios, lo que ha generado críticas sobre explotación laboral. Xataka destaca que el Ejército Popular desempeña un rol central en la construcción, no solo por la magnitud de los proyectos, sino como parte de una estrategia ideológica que convierte cada obra en una pieza de propaganda. Incidentes pasados, como el colapso de un edificio en el distrito de Phyongchon en 2014 debido a una “construcción descuidada”, según KCNA, han alimentado preocupaciones sobre la calidad de los materiales y la seguridad en estas megaobras. 
 
 
 
La inauguración de Hwasong coincide con los primeros pasos de Corea del Norte hacia una reapertura controlada tras más de cinco años de aislamiento. En 2024, un pequeño grupo de turistas rusos visitó el país, aunque la capital permaneció restringida para otros visitantes. Este contexto sugiere que Hwasong no solo busca mejorar la vivienda, sino también proyectar una imagen de progreso al mundo, en un momento en que el régimen busca legitimidad interna y externa. Publicaciones en X, como las de usuarios que celebran las viviendas “entregadas gratuitamente”, refuerzan esta narrativa, aunque no abordan las desigualdades en la asignación ni las condiciones de los trabajadores. 
 
 
 
Kim Jong Un ha señalado que los planes de construcción se extenderán más allá del objetivo quinquenal, con proyectos para remodelar barrios “deteriorados” de Pyongyang. Sin embargo, la dependencia de recursos limitados y la priorización de la capital sobre las regiones rurales plantean preguntas sobre la sostenibilidad de esta ambiciosa agenda urbanística. 
 

La inauguración de la tercera etapa de Hwasong es un logro significativo para el régimen de Kim Jong Un, que utiliza estos proyectos para reforzar su narrativa de prosperidad socialista y modernización. La construcción de 10,000 viviendas en un país bajo sanciones y con una economía frágil demuestra una capacidad organizativa notable, pero también pone en evidencia las prioridades del régimen. Al destinar recursos a Pyongyang y favorecer a las élites leales, el gobierno perpetúa un sistema de desigualdad que deja a las zonas rurales rezagadas.


La retórica de una “Pyongyang moderna y feliz” choca con la realidad de un país donde la mayoría enfrenta carencias básicas. Además, el uso de trabajo militar y civil en condiciones precarias plantea dilemas éticos sobre el costo humano de estas obras. The Times en español considera que, si bien Hwasong proyecta una imagen de progreso, el régimen debe abordar las necesidades de toda la población y garantizar estándares de calidad en la construcción para evitar tragedias como las del pasado. La apertura gradual del país podría ser una oportunidad para equilibrar el desarrollo urbano con una distribución más equitativa de los recursos, pero esto requeriría un cambio profundo en las prioridades del régimen.




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