Trump exige un aumento del gasto en la OTAN, amenazando el estado de bienestar europeo

BARCELONA, España,  – La reciente exigencia del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de que los países de la OTAN aumenten su gasto militar al 5% del PIB ha suscitado críticas y preocupaciones en Europa. Este aumento podría tener graves repercusiones en los sistemas de estado de bienestar, esenciales para las sociedades europeas. Pere Ortega, presidente honorario del Centro Delàs de Estudios por la Paz, calificó la propuesta como “descabellada” y destacó las consecuencias de desviar fondos desde servicios sociales hacia armamento.

En la cumbre de la OTAN celebrada en La Haya, Países Bajos, los líderes de la alianza, presionados por Washington, respaldaron un objetivo de gasto militar más elevado, aunque algunos países, como España, se opusieron enérgicamente. Según Ortega, este aumento podría duplicar el presupuesto militar global de la alianza, de 1.5 billones a 3 billones de dólares, una cifra que considera “exorbitante” y perjudicial para las prioridades sociales en Europa.

Resistencia de España ante la presión de Trump

España, bajo el liderazgo del gobierno de Pedro Sánchez, emergió como una voz disidente en la cumbre de La Haya. El país anunció que limitará su gasto militar al 2.1% de su PIB, un gesto que Ortega aplaudió como un acto de “valentía” frente a las exigencias de Trump. “España es el único país que se ha atrevido a plantar cara a Donald Trump”, declaró Ortega en una entrevista exclusiva con Xinhua. Otros países, como Bélgica y Eslovaquia, también han mostrado su intención de seguir el ejemplo español, formando un frente de resistencia dentro de la OTAN.

Ortega, que también es profesor en la Universitat Oberta de Catalunya, subrayó que el plazo para alcanzar este objetivo se extiende hasta 2035, lo que plantea serias dudas sobre su viabilidad. “Veremos en diez años cuántos países europeos alcanzan el 5%”, opinó, resaltando la incertidumbre sobre el cumplimiento de esta meta. También cuestionó la coherencia de la propuesta estadounidense, dado que EE.UU. destina solo un 3.3% de su PIB al gasto militar, según datos oficiales.

El impacto en el estado de bienestar europeo

El estado de bienestar, construido en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, es un activo del que los países del continente temen perder. Este sistema, que incluye educación gratuita, atención médica universal y pensiones, podría verse gravemente perjudicado si los gobiernos desvían recursos hacia el sector militar. “Es una locura, indignante. Hay que condenarlo, porque afectará a los estados de bienestar en Europa”, insistió Ortega.

En España, el gasto en defensa para 2025 está proyectado en 2.1% del PIB, lo cual ya representa un aumento significativo en comparación con años anteriores. No obstante, un incremento al 5% implicaría recortes en áreas clave como salud, educación y pensiones, advierten los analistas. En La Haya, las protestas ya comenzaron. El 22 de junio, manifestantes exhibieron pancartas con mensajes como “No al militarismo, sí al bienestar”, reflejando el creciente descontento social.

La OTAN en el punto de mira: aumentan las tensiones globales

El aumento del gasto militar promovido por Trump no solo tiene implicaciones económicas, sino también geopolíticas. Ortega expresó su preocupación por la dirección que está tomando la OTAN, una alianza que, en su opinión, “solo ha generado más gasto militar y tensiones en el mundo”. Según él, la organización no solo mantiene una postura de confrontación con Rusia, sino que también podría estar preparándose para un enfrentamiento con China, lo que califica de “muy triste”.

El contexto actual, marcado por la guerra en Ucrania y las tensiones en el Indo-Pacífico, ha intensificado el debate sobre el rol de la OTAN en el siglo XXI. Mientras Estados Unidos aboga por una alianza más militarizada, múltiples países europeos están pidiendo una reconsideración de sus prioridades. “Ojalá en Europa empezáramos a cuestionar a la OTAN”, comentó Ortega, abriendo la discusión sobre la necesidad de una política de defensa más autónoma y menos dependiente de las directrices de Washington.

Voces de protesta y el eco en las calles

Las manifestaciones en La Haya del 22 de junio reflejan el descontento de amplios sectores de la sociedad europea. Los protestantes, entre ellos activistas por la paz y ciudadanos preocupados, exigieron que los gobiernos prioricen el bienestar social sobre el gasto militar. “No queremos más armas, queremos hospitales y escuelas”, rezaba una pancarta capturada por el fotógrafo de Xinhua, Zhao Dingzhe.

En Barcelona, movimientos sociales y organizaciones como el Centro Delàs han intensificado sus campañas para concienciar sobre las consecuencias de la militarización. Según Ortega, la sociedad civil desempeña un papel crucial en presionar a los gobiernos para que resistan las demandas de la OTAN: “La ciudadanía debe movilizarse para proteger lo que hemos construido durante décadas”, afirmó.

Análisis político: El dilema de Europa ante la presión de Trump

La exigencia de Donald Trump de que los países de la OTAN alcancen un gasto militar del 5% del PIB representa un dilema existencial para Europa. Por un lado, la alianza transatlántica sigue siendo crucial para la seguridad colectiva frente a amenazas como la guerra en Ucrania o la creciente influencia de China. Por otro, el costo económico y social de cumplir con esta demanda podría socavar las bases del estado de bienestar, un logro histórico que distingue a Europa en el escenario global.

La postura de España, respaldada por Bélgica y Eslovaquia, refleja una resistencia creciente a las políticas de Washington, pero también pone en evidencia las fisuras dentro de la OTAN. Mientras algunos aliados, como los países bálticos, apoyan el aumento del gasto militar debido a su proximidad a Rusia, otros ven esta propuesta como una amenaza a sus prioridades internas. Este desencuentro podría debilitar la cohesión de la alianza en un contexto de alta tensión geopolítica.

A nivel regional, la decisión de España de no ceder ante Trump refuerza su imagen como un actor independiente dentro de Europa, aunque también suscita interrogantes sobre su compromiso con la seguridad colectiva. En un mundo donde las potencias compiten por el dominio estratégico, Europa enfrenta el desafío de equilibrar su autonomía con la necesidad de mantener una alianza sólida con Estados Unidos. La próxima década será crucial para determinar si la OTAN se transforma en una organización más igualitaria o si las exigencias de Washington consolidan su hegemonía en la alianza.

Conclusión

La presión de Donald Trump para aumentar el gasto militar en la OTAN ha abierto un debate vital sobre las prioridades de Europa. Mientras países como España defienden su estado de bienestar, el futuro de la alianza y su papel en un mundo cada vez más polarizado sigue siendo incierto. En Barcelona, La Haya y otras ciudades europeas, la voz de los ciudadanos y expertos como Pere Ortega resuena con fuerza: el bienestar social no debe sacrificarse en el altar del militarismo.

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