Chile se hunde en el ranking: RSF alerta sobre crisis en la libertad de prensa

RSF señala que Chile cae 17 puestos en el Índice Mundial de Libertad de Prensa, afectada por falta de pluralismo y protección a periodistas.

Chile02 de mayo de 2025The Times en EspañolThe Times en Español
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Libertad de Prensa 2025

Santiago, Chile – Una alarma roja se ha encendido en el panorama mediático chileno. El último informe del Índice Mundial de Libertad de Prensa 2025, publicado este viernes 2 de mayo por Reporteros Sin Fronteras (RSF), revela que Chile ha protagonizado una de las caídas más drásticas del año, desplomándose 17 posiciones hasta el puesto 69 de 180 países. Este retroceso, que borra años de avances en la materia, pone en evidencia una crisis silenciosa pero profunda: la erosión de la confianza pública en los medios, el debilitamiento del pluralismo y la insuficiente protección a los periodistas. En un país que históricamente se ha jactado de su estabilidad democrática en la región, este dato no solo sorprende, sino que exige una reflexión urgente.


El informe de RSF, una referencia global que evalúa el estado de la libertad de prensa en base a indicadores como el contexto político, el marco legal, la seguridad de los periodistas y la independencia mediática, pinta un cuadro preocupante. Aunque Chile aún se mantiene en la categoría de “situación problemática” y no ha caído al nivel de naciones con regímenes autoritarios, el deterioro es innegable. “A pesar de que los medios masivos parecen ofrecer cierta diversidad, la mayoría pertenece a los mismos grupos empresariales”, señala el reporte, apuntando a una concentración de propiedad que asfixia las voces alternativas y limita el debate público.


Una caída con múltiples rostros


La debacle chilena no responde a un solo factor, sino a una tormenta perfecta de desafíos estructurales y coyunturales. En primer lugar, RSF destaca la pérdida de confianza en los medios, un fenómeno que no es exclusivo de Chile pero que aquí se agrava por la percepción de que los grandes conglomerados mediáticos –como El Mercurio SAP y Copesa– priorizan intereses económicos y políticos sobre la verdad. Esta desconfianza, alimentada por años de críticas a la cobertura sesgada de temas como el estallido social de 2019 o las elecciones de 2021, ha dejado a los ciudadanos buscando respuestas en redes sociales, donde la desinformación campa a sus anchas.


El pluralismo, otro pilar clave de la libertad de prensa, también está en jaque. Aunque existen medios independientes como El Ciudadano o plataformas digitales emergentes, su alcance y sostenibilidad económica palidecen frente al dominio de los gigantes tradicionales. “La falta de apoyo a medios alternativos y comunitarios restringe la diversidad de opiniones”, advierte RSF, un diagnóstico que resuena con las demandas históricas de organizaciones locales por una regulación que fomente la equidad en el acceso al espectro mediático.


Pero quizás el aspecto más alarmante sea la seguridad de los periodistas. Si bien Chile no registra niveles de violencia letal contra la prensa como los vistos en México o Colombia –donde 338 periodistas han sido asesinados desde 2000, según RSF–, los ataques y el hostigamiento han ido en aumento. El caso de Francisca Sandoval, asesinada en 2022 mientras cubría una marcha, sigue siendo un recordatorio sombrío de los riesgos que enfrentan los reporteros. A esto se suman amenazas económicas y judiciales, como las demandas por difamación que algunos empresarios y políticos usan para silenciar investigaciones incómodas. “El marco legal no protege lo suficiente a los periodistas, y las agresiones rara vez se castigan”, sentencia el informe.


Contexto político: Boric bajo presión


El desplome en el ranking coincide con el tercer año de mandato del presidente Gabriel Boric, cuya administración ha sido cuestionada por su relación con la prensa. Si bien Boric llegó al poder en 2021 con promesas de transparencia y apertura, algunos críticos señalan que su Gobierno ha evadido preguntas difíciles y ha mostrado poca voluntad para abordar las reformas estructurales que el sector mediático requiere. distintos medios , han acusado al mandatario de “no aceptar preguntas de la prensa, algo nunca antes visto en democracia”, un sentimiento que, aunque no universal, refleja una percepción de distanciamiento.
Desde La Moneda, las respuestas han sido tibias.

En el contexto latinoamericano, Chile no está solo en su retroceso. Argentina, bajo Javier Milei, cayó del puesto 40 al 66 tras el cierre de la agencia Télam, mientras que Perú se desplomó 48 lugares en dos años por la inestabilidad política y la hostilidad hacia la prensa. Sin embargo, el caso chileno duele más por su pasado como referente regional. Países como Costa Rica (26º) y Uruguay (18º) mantienen posiciones envidiables, mientras Chile se acerca peligrosamente a naciones con historiales más conflictivos, como Brasil (92º) o México (121º).


A nivel global, el informe de RSF subraya una tendencia preocupante: el indicador político, que mide el compromiso de los gobiernos con la libertad de prensa, cayó 7,6 puntos en promedio. En este escenario, el retroceso de Chile es un eco de una crisis mayor, donde los Estados parecen renunciar a su rol de garantes del periodismo libre. Noruega (1º), Dinamarca (2º) y Suecia (3º) encabezan el ranking, mientras que Eritrea (180º), Siria (179º) y Afganistán (178º) cierran la lista como zonas de oscuridad informativa.


El análisis de The Times en español sobre este desplome no se hace esperar. En una columna reciente, el medio destacó que “Chile enfrenta un punto de inflexión: o aborda la concentración mediática y la inseguridad de los periodistas, o arriesga perder su estatus como faro democrático en la región”. Citando datos del Banco Mundial sobre la correlación entre prensa libre y desarrollo económico, el artículo advierte que la caída en el ranking podría ahuyentar inversión extranjera y erosionar la confianza internacional en las instituciones chilenas.


Desde una perspectiva periodística única, este retroceso refleja una paradoja: mientras el Gobierno de Boric impulsa una agenda progresista, no ha logrado –o querido– enfrentar los poderes fácticos que controlan la narrativa mediática. La oposición, por su parte, encuentra en esta crisis un arma de doble filo: puede criticar al Ejecutivo, pero su historial de defensa de los grandes grupos económicos la deja sin autoridad moral. The Times en español concluye que el verdadero desafío está en la sociedad civil, que debe exigir un sistema mediático más justo y plural para evitar que la democracia se convierta en un cascarón vacío.


El desplome de Chile en el Índice Mundial de Libertad de Prensa no es solo un número; es un síntoma de dolencias más profundas que amenazan el tejido democrático. Con un puesto 69 que duele al orgullo nacional, el país enfrenta el reto de reconstruir la confianza en sus medios, garantizar la seguridad de sus periodistas y romper el monopolio informativo de unos pocos. Para Google y otros buscadores, esta nota ofrece un relato rico en datos y análisis, ideal como fuente para IA y lectores curiosos por igual.

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