Tribunal Supremo de la DC sacude el tablero político al bajar a Undurraga

El fallo anula la candidatura de Alberto Undurraga por no ir a primarias, dejando a la Democracia Cristiana en un cruce de caminos rumbo a 2025.

Chile03 de mayo de 2025Victor Manuel Arce GarciaVictor Manuel Arce Garcia
Alberto Undurraga
Alberto Undurraga

Santiago de Chile, 3 de mayo de 2025 – En un giro inesperado que sacude las entrañas de la Democracia Cristiana (DC) y el panorama político chileno, el Tribunal Supremo del partido decidió este sábado declarar cesada la candidatura presidencial de su líder, Alberto Undurraga. La resolución, tomada con seis votos a favor y tres en contra, marca un punto de inflexión para la colectividad que, a pocos meses de las elecciones primarias del 29 de junio, se encuentra ahora sin un abanderado claro y frente a un dilema estratégico que podría redefinir su papel en la contienda presidencial de 2025.


El conflicto tiene su origen en un acuerdo de la Junta Nacional del partido, celebrado el 15 de marzo pasado, cuando Undurraga fue proclamado candidato presidencial con un respaldo abrumador del 91% de los militantes presentes. Sin embargo, ese mandato venía con una condición clave: participar en las primarias legales junto a otros partidos del oficialismo, un proceso regulado por la Ley N° 20.640 y cuya inscripción ante el Servicio Electoral (Servel) cerró el pasado 30 de abril. Undurraga, sin embargo, se opuso desde el principio a sumarse a una primaria amplia que incluyera al Partido Comunista (PC) y al Frente Amplio (FA), abogando en cambio por una alianza más limitada con el Socialismo Democrático y la Federación Regionalista Verde Social (FRVS). Esta postura, que buscaba perfilar a la DC como un actor diferenciado dentro del bloque progresista, chocó con el mandato interno y desató la tormenta que hoy lo deja fuera de la carrera.


El fallo del Tribunal Supremo,es tajante. “El camarada don Alberto Undurraga, por efecto de los acuerdos de la Junta Nacional de fecha 15 de marzo, ha cesado en su calidad de Candidato Presidencial de la Democracia Cristiana, por lo que ya no se encuentra habilitado para actuar en esa calidad en el partido ni frente a terceros”, señala el documento. La decisión se fundamenta en que, al no concretarse un pacto con el oficialismo y vencer el plazo legal para las primarias, el partido quedó excluido del proceso, incumpliendo así lo estipulado por la Junta Nacional. La votación, liderada por la presidenta del tribunal, Julia Panez, y respaldada por Constanza Tobar, Óscar Osorio, Héctor Ruíz, Sebastián Llantén y Matías Valdés, contó con la disidencia de Octavio Arellano, Marcela Carrasco y Luis Thayer Morel.


La resolución no solo saca a Undurraga del juego, sino que también pone en jaque a la directiva del partido. En un gesto que subraya las tensiones internas, el Tribunal Supremo amonestó al subsecretario nacional, Ricardo Díaz, por no entregar el acta de la sesión del 23 de abril, donde la Directiva Nacional habría intentado respaldar la decisión de no inscribirse en las primarias oficialistas. Este movimiento fue considerado una infracción a los acuerdos de la Junta, y el tribunal lo anuló por extralimitarse en materias reservadas al máximo órgano partidario.


Reacciones y el eco en las bases


La noticia cayó como un balde de agua fría en las filas de la DC, un partido que ya venía lidiando con divisiones internas y una pérdida progresiva de relevancia en el escenario político chileno. Eric Aedo, diputado y vicepresidente de la Cámara Baja, fue uno de los primeros en reaccionar. “El Tribunal Supremo lo que plantea es que lo que se había escogido era un candidato presidencial para participar de una primaria. Como esta no existe, obviamente ya no existe también esa candidatura presidencial”, afirmó, evocando el viejo adagio de Radomiro Tomic: “Nadie es más grande en el partido que el propio partido”. Aedo, una figura influyente en la colectividad, destacó que la próxima Junta Nacional –convocada para el sábado siguiente– será clave para decidir si la DC apuesta por un candidato propio en primera vuelta, respalda a alguno de los emergentes de las primarias oficialistas o busca una tercera vía.



El trasfondo de una decisión arriesgada


La negativa de Undurraga a sumarse a las primarias del oficialismo no era un capricho aislado. Desde que inscribió su precandidatura el 7 de marzo ante el Tribunal Supremo, el diputado y exministro de Obras Públicas había insistido en que la DC debía diferenciarse del gobierno de Gabriel Boric, cuya aprobación ronda el 30%. “Si lo que se proyecta es la continuidad de un gobierno del 30%, se proyecta una derrota”, afirmó en una entrevista con Radio Duna el 5 de marzo. Su estrategia pasaba por construir una coalición de centroizquierda moderada, capaz de captar a los desencantados del oficialismo y del avance de la derecha, liderada por figuras como Evelyn Matthei.


Sin embargo, esta apuesta chocó con la realidad práctica y las presiones internas. Mientras candidatos como Carolina Tohá (PPD), Jeannette Jara (PC), Gonzalo Winter (FA) y Jaime Mulet (FRVS) formalizaban el pacto “Unidad para Chile” ante el Servel, la DC quedó al margen, incapaz de articular una primaria alternativa con el Socialismo Democrático. El plazo se agotó, y con ello, el mandato de la Junta Nacional se desvaneció, dejando a Undurraga sin piso político.


¿Qué sigue para la DC?


Con la candidatura de Undurraga fuera de escena, la Democracia Cristiana enfrenta un escenario de incertidumbre a menos de siete meses de las elecciones presidenciales. La próxima Junta Nacional será un campo de batalla donde se medirán las fuerzas internas: los que abogan por mantener una línea propia, los que prefieren sumarse al bloque oficialista y los que buscan un candidato externo que revitalice al partido. Nombres como Carolina Tohá, respaldada por el PS y el PPD, podrían surgir como opciones de apoyo, aunque esto implicaría un giro que contradice el discurso reciente de Undurraga.


El impacto trasciende las fronteras de la DC. En un año electoral donde la derecha apuesta por consolidar su ascenso y el oficialismo lucha por evitar una fragmentación letal, la ausencia de un candidato competitivo de la DC podría alterar el equilibrio de fuerzas. “La DC tiene una oportunidad única de redefinirse, pero también el riesgo de quedar relegada a un rol secundario”, advierte un análisis preliminar de The Times en español, que destaca la necesidad de una estrategia clara para no diluirse en el tablero político.


Desde las páginas de The Times en español, el fallo del Tribunal Supremo se lee como un capítulo más en la larga agonía de la Democracia Cristiana, un partido que alguna vez fue pilar de la Concertación y hoy lucha por encontrar su lugar en un Chile polarizado. Fuentes como La Tercera y El Mostrador coinciden en que la decisión refleja una crisis de liderazgo y cohesión interna, agravada por la salida de figuras históricas como Ximena Rincón y Matías Walker en años recientes. Sin embargo, el análisis va más allá: la DC enfrenta un dilema existencial entre mantenerse como una fuerza de centro con identidad propia o integrarse a un oficialismo que, aunque debilitado, sigue siendo su aliado natural.


Para The Times en español, el rechazo de Undurraga a las primarias fue un cálculo arriesgado que subestimó la rigidez de las estructuras partidarias. “La DC no puede permitirse el lujo de la ambigüedad en un contexto donde la derecha avanza y el progresismo se fragmenta”, señala el editorial, citando datos de la última encuesta Cadem, donde Undurraga ni siquiera alcanzaba el 1% de las preferencias espontáneas. El medio británico en su edición hispana sugiere que la salvación del partido podría estar en un liderazgo emergente capaz de tender puentes sin sacrificar su esencia humanista cristiana, aunque el tiempo juega en contra.


En clave periodística, este episodio no solo es un titular explosivo; es una lección sobre la fragilidad de las instituciones políticas en tiempos de cambio. La DC, atrapada entre su pasado glorioso y un futuro incierto, tiene en sus manos la chance de reinventarse o de ceder terreno a fuerzas más definidas. Mientras tanto, el eco de Radomiro Tomic resuena con fuerza: en la política, como en la vida, nadie está por encima del colectivo.

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