Corte Suprema frena deportación de venezolanos en Texas

La decisión de la Corte Suprema de EE.UU. pausa la expulsión de migrantes venezolanos acusados de vínculos criminales, desafiando la política de Trump.

Estados Unidos16 de mayo de 2025Javier SaldívarJavier Saldívar
Corte Suprema de Estados Unidos
Corte Suprema de Estados Unidos📷 E P A - E F E / S H A W N T H E W

Washington, D.C. - La Corte Suprema de Estados Unidos (SCOTUS) confirmó el 16 de mayo de 2025 su decisión de pausar la deportación de un grupo de migrantes venezolanos detenidos en el centro de detención Bluebonnet en Texas. Estos migrantes, acusados por el gobierno de Donald Trump de ser inmigrantes ilegales y miembros de la organización criminal Tren de Aragua, verán pospuestas sus expulsiones tras la resolución que refuerza una orden emitida previamente el 19 de abril. Esta acción detiene temporalmente las deportaciones bajo la controvertida Ley de Enemigos Extranjeros de 1798, históricamente utilizada en tiempos de guerra.

En una declaración breve, la Corte Suprema expresó: “El Tribunal concede la petición, así como la solicitud de medida cautelar, anula la sentencia del Quinto Circuito y remite el caso para procedimientos posteriores”. Esta decisión marca un nuevo capítulo en la batalla legal entre la administración de Trump, que busca acelerar las deportaciones masivas, y los defensores de los derechos de los migrantes, liderados por organizaciones como la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU).

Contexto de la Decisión

El caso involucra a aproximadamente 50 migrantes venezolanos a quienes el gobierno de Trump acusó de pertenencia al Tren de Aragua. Mediante la Ley de Enemigos Extranjeros, invocada el 14 de marzo de 2025, se pretendía deportar a estos individuos a la prisión de máxima seguridad Cecot en El Salvador, a través de un acuerdo con el presidente Nayib Bukele. Esta normativa, utilizada históricamente solo en conflictos como la Segunda Guerra Mundial, permite que el presidente ordene detenciones y expulsiones sin procesos judiciales completos, lo que ha suscitado críticas por su aplicación en tiempos de paz.

La Corte Suprema había fallado el 8 de abril permitiendo deportaciones bajo esta ley, pero con la condición de proporcionar a los migrantes la oportunidad de impugnar su expulsión mediante hábeas corpus. Sin embargo, la ACLU denunció que el gobierno incumplió estas garantías al trasladar a los detenidos—sin orden judicial—al centro Bluebonnet, notificándolos en inglés, a pesar de que muchos solo hablaban español.

El 16 de mayo, la SCOTUS respondió a una apelación de emergencia presentada por la ACLU, anulando la decisión del Quinto Circuito, que había permitido continuar con las expulsiones. La resolución ordena al gobierno de Trump abstenerse de deportar a los detenidos hasta que el caso se resuelva en instancias inferiores, asegurando así el debido proceso.

Reacción de Trump y Controversia

El presidente Trump reaccionó rápidamente, criticando la decisión de la Corte Suprema en su plataforma Truth Social y afirmando que “el pueblo estadounidense lo apoya” en su cruzada contra lo que describe como una “invasión” del Tren de Aragua. Además, insistió en que la Ley de Enemigos Extranjeros es una herramienta legítima para proteger la seguridad nacional, acusando a los tribunales de obstaculizar su agenda migratoria.

Esta retórica ha intensificado el debate sobre la legalidad y moralidad del uso de una ley de tiempos de guerra para tratar la inmigración. Organizaciones como el Centro para el Progreso Americano han calificado esta aplicación como un “abuso de poder”, evocando su uso en la Segunda Guerra Mundial para internar a ciudadanos de origen japonés, un episodio considerado como una violación de derechos humanos.

La ACLU celebró la decisión como una victoria para el estado de derecho. Lee Gelernt, abogado de la ACLU, resaltó que la pausa en las deportaciones protege el derecho de los migrantes a un proceso justo, cuestionando la falta de evidencia que vincule a los detenidos con el Tren de Aragua.

Implicaciones Legales y Políticas

La decisión de la Corte Suprema no resuelve la cuestión sobre la legalidad de usar la Ley de Enemigos Extranjeros en contextos migratorios, pero sendía una señal clara: las deportaciones deben cumplir con garantías constitucionales. El caso regresa ahora al Quinto Circuito, conocido por su inclinación conservadora, lo que podría prolongar la disputa legal.

Este fallo llega en un momento de creciente tensión entre el Poder Ejecutivo y el Judicial. Trump ha criticado a jueces federales, como James Boasberg, quien previamente bloqueó deportaciones bajo la misma ley, sugiriendo incluso su impeachment. El presidente de la Corte, John Roberts, defendió la independencia judicial, aunque su voto anteriormente a favor de permitir las deportaciones generó críticas de juezas progresistas como Sonia Sotomayor, quien advirtió sobre los riesgos de erosionar el estado de derecho.

El caso también resalta el impacto humanitario de las políticas migratorias. Un ejemplo es Kilmar Armando Abrego García, un salvadoreño deportado por error a El Salvador a pesar de contar con protección legal. La Corte Suprema ordenó su regreso, aunque el gobierno de Trump sostiene que no tiene control sobre él debido a su custodia salvadoreña.

Análisis Político: The Times en Español

La decisión de la Corte Suprema representa un freno temporal a la agresiva agenda migratoria de Trump, pero no una derrota definitiva. Desde The Times en Español, consideramos que este fallo refleja un delicado equilibrio de poder en un contexto político polarizado. La SCOTUS, con una mayoría conservadora, ha evitado un choque directo con el Poder Ejecutivo, pero al insistir en el debido proceso reafirma su rol como garante de los derechos constitucionales.

Medios como BBC News Mundo y The New York Times coinciden en que la aplicación de la Ley de Enemigos Extranjeros establece un precedente peligroso. BBC señala que su uso en tiempos de paz carece de respaldo legal, mientras que The New York Times destaca un fallo reciente de un juez federal en Texas, Fernando Rodríguez Jr., quien el 1 de mayo declaró ilegal esta ley por no cumplir con el requisito de una “invasión armada”.

Políticamente, Trump está capitalizando el tema migratorio para galvanizar a su base, presentándose como un defensor de la seguridad nacional. Sin embargo, su retórica incendiaria y el incumplimiento de órdenes judiciales han dado lugar a acusaciones de desacato y tensiones con el Poder Judicial. The Washington Post reporta que estas fricciones podrían escalar si Trump insiste en eludir los tribunales, un escenario que recuerda los enfrentamientos de su primer mandato.

Por otro lado, la decisión fortalece a los defensores de los derechos humanos, como la ACLU y el caucus hispano del Congreso, que demandan procesos justos para los migrantes. Figuras como Alexandria Ocasio-Cortez y Bernie Sanders han liderado protestas contra las políticas de Trump, destacando su impacto desproporcionado en comunidades latinas.

En conclusión, la pausa en las deportaciones no resuelve el debate sobre la inmigración ni la legitimidad de la Ley de Enemigos Extranjeros. El futuro del caso dependerá de cómo el Quinto Circuito interprete las garantías procesales y de si Trump decide escalar el conflicto con el Poder Judicial. Mientras tanto, los migrantes venezolanos en Texas adquieren un respiro, pero su destino sigue siendo incierto.

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