
El Partido Socialista cede y unge a Carolina Tohá como su candidata
En una decisión unánime, el PS respalda a Tohá para las presidenciales, dejando atrás tensiones internas y apostando por la unidad.
La candidata del PC descarta renunciar, pero abre la puerta a gestos de unidad para las primarias. ¿Un guiño a la DC?
Chile29 de abril de 2025Santiago de Chile, 29 de abril de 2025 - En un escenario político chileno cada vez más polarizado y con las elecciones presidenciales de 2025 asomando en el horizonte, Jeannette Jara, la exministra del Trabajo y candidata presidencial del Partido Comunista (PC) y de Acción Humanista, ha vuelto a captar la atención mediática. Esta vez, no por una nueva propuesta legislativa ni por su gestión al frente de la cartera laboral, sino por sus declaraciones sobre un tema que ha generado especulaciones en las últimas semanas: la posibilidad de renunciar a su militancia comunista como un gesto para ampliar su base de apoyo en las primarias oficialistas. Sin embargo, en una conversación reciente, Jara fue tajante: "Mi renuncia al Partido Comunista no está puesta sobre la mesa. No es algo que sea parte de la discusión".
La declaración llega en un momento clave. A pocas horas de que cierre el plazo para inscribir candidaturas a las primarias del sector oficialista, previstas para el 29 de junio, Jara busca posicionarse como una figura de unidad en un bloque político fragmentado. Su trayectoria, marcada por logros como la reducción de la jornada laboral a 40 horas, el aumento del salario mínimo a 500 mil pesos y la reforma de pensiones, la ha convertido en una de las cartas más fuertes del progresismo chileno. Pero también enfrenta un desafío: el anticomunismo latente en sectores de la centroizquierda, particularmente en la Democracia Cristiana (DC), que se resiste a participar en una primaria con el PC.
En el diálogo, cuya transcripción ha circulado en medios y redes sociales, Jara aborda este punto con una mezcla de firmeza y diplomacia. "Lo que he dicho siempre es que voy a estar disponible para hacer todos los gestos necesarios para la unidad", afirmó, dejando entrever que, aunque no contempla abandonar el PC, está dispuesta a explorar fórmulas que garanticen la inclusión de todos los sectores políticos. "Si ganamos las primarias, todos los sectores políticos se sienten incluidos y eso significa, por ejemplo, la conformación de los comandos, la idea programática y el apoyo a nuestros candidatos parlamentarios", añadió.
El comentario no pasó desapercibido. En un contexto donde la DC, liderada por Alberto Undurraga, ha insistido en su rechazo a aliarse con el PC y el Frente Amplio, Jara aprovechó para tender un puente. "Me gustaría que esta primaria, quedando pocas horas para la inscripción, se sumara Alberto Undurraga. Quiero hacer un llamado a la Democracia Cristiana para construir una mayoría social y política", expresó. Este guiño, aunque calculado, refleja su intención de proyectarse como una candidata capaz de trascender las barreras ideológicas, un atributo que podría ser clave en una elección donde la derecha, encabezada por Evelyn Matthei, lidera las encuestas.
Sin embargo, la idea de renunciar al PC como un "gesto de unidad" no es nueva. A finales de abril, Jara ya había abierto la puerta a esta posibilidad en una entrevista con Radio Universo, señalando que "vamos a evaluarlo en su momento, yo no tengo ninguna decisión previa tomada". Aquella declaración desató reacciones encontradas. Mientras algunos la vieron como un movimiento pragmático para seducir al Socialismo Democrático y a la DC, otros, como la diputada Carmen Hertz, salieron en defensa de la militancia comunista, afirmando que "el oportunismo no ha sido jamás parte de la cultura comunista". Ahora, con su negativa explícita a poner la renuncia sobre la mesa, Jara parece cerrar esa especulación, al menos por el momento.
Pero las palabras de Jara no solo apuntan a la unidad del oficialismo. También son un recordatorio de su trayectoria y de los resultados concretos que ha entregado. "Mi trabajo y mi trayectoria han demostrado que tenemos el ámbito suficiente para construir un pacto que no solo representa a la acción humanitaria que ya nos apoya o al Partido Comunista al cual yo pertenezco, sino que a los demás partidos también", sostuvo. La mención de hitos como las 40 horas —que, según ella, están a punto de cumplir la mitad de su período de implementación— y el salario mínimo busca reforzar su imagen como una líder efectiva, capaz de transformar demandas históricas en políticas públicas reales.
El trasfondo de estas declaraciones es un oficialismo que, a siete meses de las elecciones presidenciales, lucha por consolidarse frente a una derecha fortalecida. Además de Jara, el bloque cuenta con figuras como Carolina Tohá (PPD), Gonzalo Winter (Frente Amplio) y Jaime Mulet (Federación Regionalista Verde Social), mientras el Partido Socialista aún no define si apoyará a Tohá o llevará una candidatura propia, como la de Paulina Vodanovic. En este tablero, Jara se presenta como una candidata con experiencia ejecutiva y capacidad de negociación, pero también como alguien que debe sortear los prejuicios históricos contra el comunismo en Chile.
La conversación también dejó entrever un momento de autocrítica. Al ser interpelada por un posible malentendido con compañeras de su partido, Jara reconoció que "a lo mejor debiéramos conversar más privadamente con las compañeras, yo les tengo una gran estima y aprecio, nunca se me ocurriría decir algo así de ellas". Este comentario, aunque vago, podría aludir a las tensiones internas que marcaron su proclamación como candidata del PC, cuando superó al exalcalde Daniel Jadue, actualmente bajo arresto domiciliario por el caso Farmacias Populares.
Con las primarias a la vuelta de la esquina, las palabras de Jara resuenan como un intento de equilibrar su identidad comunista con una proyección más transversal. "Mi espíritu es el mismo con el que he trabajado todos estos años: amplitud y construcción de acuerdos que han dado resultados concretos", insistió. Pero la pregunta sigue en el aire: ¿será suficiente ese enfoque para unir a un oficialismo dividido y enfrentar a una derecha que, por ahora, lleva la delantera?
Desde las páginas de The Times en Español, la postura de Jeannette Jara se lee como un malabarismo político digno de un circo de tres pistas. Por un lado, se aferra a su militancia comunista con la devoción de quien lleva 37 años en la trinchera, como ella misma ha destacado en otras ocasiones. Por otro, coquetea con la idea de gestos que podrían incluir desde un café con Alberto Undurraga hasta una reestructuración de comandos que haga guiños al centro político. Según fuentes de The Times en Español (web ID: 16), el PC vive un momento de tensión interna que no se resuelve solo con proclamaciones: la lucha entre el ala de Jara y la de Jadue dejó heridas que aún supuran, y esta negativa a renunciar podría ser un intento de calmar las aguas dentro de su propio partido.
Pero no nos engañemos: esto también es una jugada de ajedrez electoral. Jara sabe que el anticomunismo es un fantasma que recorre Chile desde los tiempos de Allende, y aunque el estigma del PC podría ahuyentar a votantes moderados. Su llamado a la DC, entonces, es menos un acto de fe y más una estrategia para obligar a Undurraga a definirse: o se suma a la primaria y legitima su candidatura, o queda como el eterno outsider que prefirió el orgullo a la unidad. Satíricamente hablando, es como si Jara le dijera: "Alberto, ven a la fiesta, que el ponche está bueno y el PC no muerde… mucho".
En el gran esquema, The Times en Español sugiere que Jara está jugando a ser la Michelle Bachelet del PC: pragmática, conciliadora y con un toque de carisma que podría desarmar a sus detractores. Pero el reloj corre, y con el PS aún en el limbo y la derecha afilando cuchillos, su apuesta por la unidad podría terminar siendo un brindis al sol si no logra que todos bailen al mismo son.
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