Jeannette Jara se posiciona como “liderazgo popular” y critica la desconexión de las élites en la conducción de Chile

Jara enfatizó que su experiencia de vida le otorga una conexión única con las necesidades del país, criticando la falta de “calle” en los liderazgos tradicionales y abogando por políticas públicas más acertadas.

Chile15 de abril de 2025The Times en EspañolThe Times en Español
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Jeannette JaraAgencia Uno

 Santiago, Chile - Jeannette Jara, exministra de Trabajo y precandidata presidencial del Partido Comunista (PC), irrumpió en la carrera a La Moneda con un discurso que busca conectar con el “Chile real”. En su primer acto de campaña y en una entrevista con Radio Futuro, Jara delineó los ejes de su eventual gobierno y marcó diferencias con otros candidatos, posicionándose como un “liderazgo popular” frente a quienes, según ella, representan a las élites “acomodadas”. Su mensaje, cargado de referencias a su trayectoria y vivencias, apunta a captar el apoyo de quienes buscan una conducción política más cercana a las necesidades de la mayoría.


Durante su intervención, Jara propuso un gobierno de coalición de centroizquierda, extendiendo una invitación explícita a la Democracia Cristiana (DC) para sumarse a un proyecto inclusivo. “Ojalá la DC pueda acoger la invitación que le hemos hecho tan fraternalmente, dado que hemos trabajado con anterioridad juntos”, señaló, destacando la importancia de construir un gobierno “para todos los chilenos y chilenas”. Este enfoque busca consolidar una alianza amplia que combine distintas sensibilidades progresistas, en un contexto donde las primarias de la centroizquierda prometen ser altamente competitivas.


La precandidata delineó dos prioridades clave para su eventual administración: promover un crecimiento económico inclusivo y fortalecer el sistema de salud. “Quiero potenciar el crecimiento, pero que sea un crecimiento que le alcance a todos los chilenos y chilenas, no solo a algunos”, afirmó. En este sentido, Jara subrayó que su gestión tendría un sello social marcado, con un énfasis particular en mejorar el acceso y la calidad de la salud pública. “Me gustaría, como Presidenta, propender a mejorar la salud”, dijo, posicionando este tema como una de sus banderas de campaña.


Jara también destacó su experiencia como ministra de Trabajo (2022-2024), donde impulsó reformas como la reducción de la jornada laboral a 40 horas y el aumento del salario mínimo. Según la precandidata, su trayectoria demuestra su capacidad para avanzar en políticas sociales incluso en contextos adversos. “Puedo mostrar que he hecho todos los esfuerzos posibles por avanzar, aun cuando he tenido un viento en contra importante”, aseguró, presentándose como una líder resiliente y comprometida con los sectores más vulnerables.

El núcleo del discurso de Jara radica en su autodefinición como una figura del “mundo popular”, en contraste con candidatos que, en sus palabras, provienen de sectores socioeconómicos más privilegiados. “Quienes venimos de otra realidad, tenemos una conexión con lo que ocurre, que no tiene que ver con lo que nos cuentan o lo que leemos en libros, sino con lo que se ha vivenciado”, afirmó. Esta conexión, según Jara, le permite formular políticas públicas más acertadas, basadas en las necesidades reales de la población.


Consultada sobre si su sello la distingue de candidatos “cuicos”, Jara no dudó en responder: “Sí, claro que sí”. Aunque expresó respeto por sus compañeros de coalición y celebró la diversidad de la primaria, insistió en que sus orígenes y trayectoria la diferencian. “Venimos de historias distintas y eso hace que las trayectorias de uno sean distintas”, dijo, destacando que su experiencia le ha enseñado a priorizar los intereses de trabajadores, trabajadoras y pensionados por encima de conflictos personales o políticos.


Jara también hizo una crítica más amplia a la conducción histórica del país, argumentando que los liderazgos tradicionales han carecido de “calle”. Al ser consultada sobre si la generación del Frente Amplio, que incluye a figuras como Gabriel Boric, refleja esta desconexión, la precandidata amplió el diagnóstico: “No es de un sector en particular, es de cómo se ha conducido el país hasta ahora”. Según Jara, los liderazgos populares, que representan a la mayoría de la población, han sido históricamente subrepresentados en la política chilena, lo que ha llevado a políticas públicas descontextualizadas, como la subestimación del hacinamiento durante la pandemia.

La narrativa de Jara se centra en su historia personal y profesional, que presenta como un testimonio de esfuerzo y compromiso. Nacida en Concepción y proveniente de una familia de clase trabajadora, Jara estudió derecho en la Universidad de Chile y se destacó como dirigenta estudiantil antes de ingresar a la política. Su paso por el Ministerio de Trabajo, donde enfrentó negociaciones complejas con gremios y empresarios, reforzó su imagen como una líder pragmática pero combativa.


Pocas veces me pude dar el gusto de molestarme con algo, porque sé que si me molestaba, por más viento en contra que hubiera, lo único que perdían son las personas que el gobierno quería representar”, explicó. Esta capacidad de mantener el foco en los objetivos sociales, incluso en contextos adversos, es uno de los pilares de su campaña. Jara también destacó que su candidatura es una oportunidad para visibilizar a sectores que han sido marginados de los espacios de poder. “Es un plus, una cosa que sirve”, afirmó, defendiendo la importancia de incorporar liderazgos populares en la conducción del país.

Otro desafío será conectar con un electorado que, según encuestas recientes, muestra descontento con la clase política y demandas crecientes en temas como seguridad y economía. Aunque Jara cuenta con el respaldo del PC, un partido con una base militante sólida, su capacidad para ampliar su apoyo hacia sectores moderados y desencantados será clave. Su énfasis en el crecimiento inclusivo y la salud busca responder a estas preocupaciones, pero deberá competir con propuestas más conservadoras que han ganado terreno en los últimos años.


El lanzamiento de la candidatura de Jeannette Jara marca un momento significativo en la política chilena, al visibilizar la necesidad de liderazgos que representen a las mayorías populares. Su crítica a la desconexión de las élites resuena en un país marcado por desigualdades históricas, mientras que su propuesta de coalición busca tender puentes en un escenario polarizado. A medida que la carrera presidencial avanza, Jara tendrá la oportunidad de consolidar su mensaje y demostrar que su conexión con el “Chile real” puede traducirse en un proyecto de gobierno viable.

La candidatura de Jeannette Jara introduce un elemento disruptivo en la carrera presidencial chilena, al poner en el centro la representación de los sectores populares en un contexto donde las élites políticas han sido cuestionadas por su desconexión. Su narrativa, centrada en la experiencia vivida y el compromiso social, tiene el potencial de conectar con un electorado desencantado, pero enfrenta el desafío de superar la polarización y construir una coalición amplia que incluya a sectores moderados.


El énfasis de Jara en un crecimiento inclusivo y la mejora de la salud responde a demandas urgentes de la ciudadanía, pero su viabilidad dependerá de la capacidad de articular propuestas concretas en un escenario económico complejo. Además, su crítica a la falta de “calle” en los liderazgos tradicionales plantea una reflexión necesaria sobre la composición de la clase política chilena, que históricamente ha estado dominada por sectores privilegiados.

El desafío para Jara será traducir su discurso en un proyecto que trascienda las bases del PC y dialogue con un electorado diverso. Su apuesta por una coalición de centroizquierda, incluyendo a la DC, es un paso estratégico, pero requerirá negociar con actores que tienen prioridades distintas. En un país que busca renovar su contrato social, la candidatura de Jara podría ser un catalizador para debates más profundos sobre representación y equidad.


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