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¿Qué es la violencia escolar? Sus diferencias con el bullying y sus principales consecuencias

Desde ADIPA, plataforma de cursos de psicología online, comentan que este tipo de violencia tiene un impacto psicológico para las víctimas, agresores y testigos de una agresión.

Victor Manuel Arce Garcia

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Según un informe publicado por la ONG internacional Bullying Sin Fronteras, actualmente 6 de cada 10 niños sufren este tipo de acoso. Lamentablemente, tras el inicio de la pandemia, el número de casos se multiplicó en todo el mundo.

 

Contrario a lo que se pueda creer, el impacto a nivel psicológico que resulta tras una agresión escolar no solo afecta a las víctimas, sino que también, al agresor que las comete y al entorno que es testigo de ellas.

 

No obstante, cabe señalar que no todo el acoso que sufren los niños en el colegio puede ser catalogado como bullying escolar. Según señalan desde la Academia Digital de Psicología y Aprendizaje (ADIPA), cuando las agresiones son cometidas por personas que son parte del círculo escolar, y no solamente por parte de niños, estamos en presencia de violencia escolar.

ADIPA: Violencia y bullying escolar no son sinónimos

Según comentan desde la plataforma de cursos en línea de psicología, se habla de bullying escolar cuando un estudiante es acosado por uno o más compañeros de su colegio. Este acoso puede ser del tipo físico, verbal o emocional. Estos dos últimos pueden suceder a nivel presencial u online.

 

Por otro lado, cuando el mismo estudiante es acosado tanto por sus compañeros como por otros miembros de la comunidad escolar, como profesores, inspectores, directores, auxiliares, entre otros, ya se habla de violencia escolar.

Consecuencias de la violencia escolar

Tal como comenta la educadora diferencial Natalia Tapia en una nota de ADIPA, los efectos de este tipo de violencia ocurren a nivel emocional y psicológico, siendo las víctimas los principales afectados. No obstante, los agresores y los testigos de los hechos también resultan perjudicados.

 

En este sentido, la víctima de un hecho de violencia puede tener una baja en su autoestima, síntomas de depresión, ansiedad y pensamientos suicidas. Por otro lado, también pueden sufrir alteraciones en la conducta, como introversión, timidez y aislamiento social, llegando incluso a sentirse ellos mismos culpables por los que les está pasando.

 

“Son personas o que han tenido alguna dificultad específica en el desarrollo de su vida o vienen de núcleos familiares desorganizados… [Por lo que] no ha desarrollado herramientas asociadas a la empatía que le permita relacionarse con otro”, comenta la psicóloga Natalia Tapia.

 

En el caso de los niños victimarios, las principales consecuencias radican en la pérdida de interés en el estudio, relaciones sociales y familiares problemáticas, falta de autocontrol, actitudes violentas y actitud silenciosa antes otros hechos de violencia similares.

 

¿Cuál es el impacto en los testigos de violencia escolar? En ADIPA señalan que estas personas comienzan a interiorizar conductas abusivas que no son correctas, lo que les termina por generar falta de empatía. Además, desarrollan miedo y sumisión frente al agresor, generando también un sentimiento de culpa por no ayudar al niño agredido.

 

Una de las principales formas para combatir la violencia escolar es incluyendo a todos los miembros de la comunidad asociada a la escuela, la que se compone por las niñas, niños, profesores, padres, apoderados y otros participantes del establecimiento.

 

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