Crisis respiratoria infantil satura urgencias en Chile: experta urge reforzar vacunación y prevención
Con el aumento de virus respiratorios, la experta llama a no enviar niños enfermos al colegio, usar mascarillas en mayores y notificar casos a las comunidades escolares para frenar la propagación.
Santiago, Chile – Una preocupante sobrecarga en los servicios de urgencia infantil está marcando el inicio del otoño en Chile, con un alarmante 41% de las atenciones respiratorias en el sistema público desde marzo correspondientes a niños de 14 años o menos, según datos del Departamento de Estadísticas e Información de Salud (DEIS). María Luz Endeiza, infectóloga pediátrica y académica de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes (UANDES), advierte que el aumento de enfermedades respiratorias, incluido un reciente brote de influenza, está generando atochamientos en los centros de salud, poniendo en riesgo a los menores y a otros grupos vulnerables.
El incremento de casos respiratorios en niños ha tensionado los servicios de urgencia, que no solo enfrentan un mayor volumen de consultas, sino también la necesidad de realizar diagnósticos virales rápidos para identificar patógenos como la influenza, cuya circulación se intensificó la semana pasada. “La situación está comenzando a notarse en una sobrecarga y atochamiento en la atención de urgencia infantil”, explica Endeiza, quien subraya que los hospitales y clínicas están lidiando con una demanda que combina casos leves con cuadros más graves, especialmente en niños con comorbilidades como asma, diabetes o problemas cardiacos.
Los datos del DEIS reflejan una tendencia preocupante: los menores de 14 años representan una proporción significativa de las atenciones respiratorias, lo que evidencia su vulnerabilidad frente a virus estacionales. Este fenómeno, exacerbado por la llegada del frío y la falta de ventilación en espacios cerrados como las salas de clase, ha disparado los contagios, según la experta.
Endeiza destaca la vacunación como la medida más efectiva para prevenir enfermedades respiratorias graves, especialmente aquellas con vacunas disponibles, como la influenza y el COVID-19. “Es fundamental que los niños con comorbilidades reciban estas vacunas, ya sea a través de las campañas gratuitas del Ministerio de Salud o en el sector privado”, enfatiza. En 2025, el Minsal ha priorizado la vacunación contra la influenza para niños de 6 meses a 11 años, así como para personas con enfermedades crónicas, debido a su rol como vectores de contagio.
La infectóloga recalpa que los niños son un “foco de alta circulación viral”, capaces de transmitir virus respiratorios a adultos mayores, inmunodeprimidos y otros grupos de riesgo. Por ello, la vacunación no solo protege a los menores, sino que también reduce la carga epidemiológica en la población general. Sin embargo, la cobertura de vacunación en niños sigue siendo un desafío, con tasas que en 2024 no alcanzaron los objetivos establecidos por el Minsal, según reportes preliminares.
Para las enfermedades respiratorias sin vacuna, como el virus respiratorio sincicial (VRS) o ciertos rinovirus, Endeiza propone medidas preventivas centradas en la responsabilidad de los padres y las comunidades escolares. “No se debe enviar a los niños al colegio con fiebre o mucha tos, porque contagian más cuando empieza el frío y las salas no están bien ventiladas”, advierte. La experta recomienda mantener a los menores enfermos en casa hasta su recuperación completa y notificar a los colegios sobre diagnósticos confirmados de virus respiratorios para alertar a otros padres y prevenir brotes.
El uso de mascarillas en niños mayores (no bebés) es otra medida sugerida, especialmente en entornos cerrados o durante picos de circulación viral. Endeiza también subraya la importancia de la higiene, como el lavado frecuente de manos, y la ventilación de espacios para reducir la transmisión. “Los padres deben ser conscientes de que un niño enfermo en el colegio puede desencadenar un brote que afecte a toda la comunidad”, agrega.
La experta alerta que las infecciones respiratorias infantiles no solo afectan a los menores, sino que representan un peligro para otros grupos etarios. Los niños, al ser altamente contagiosos, pueden transmitir virus a abuelos, cuidadores o personas con sistemas inmunitarios debilitados. “La vacunación contra la influenza en niños de 6 a 11 años es clave porque reduce la probabilidad de que contagien a otros”, explica Endeiza. Este efecto “escudo” es especialmente relevante en un contexto de alta circulación viral y recursos sanitarios tensionados.
El impacto de las enfermedades respiratorias también se refleja en el ausentismo escolar y laboral, ya que los padres deben cuidar a sus hijos enfermos, lo que genera un costo económico y social significativo. En 2024, el Minsal reportó que las infecciones respiratorias fueron la principal causa de licencias médicas en el primer semestre, una tendencia que podría repetirse en 2025 si no se toman medidas urgentes.
La sobrecarga de los servicios de urgencia pone en evidencia las limitaciones del sistema de salud público, que enfrenta una demanda creciente con recursos finitos. La falta de camas pediátricas y la saturación de los servicios de urgencia, reportadas en años anteriores, podrían agravarse si los casos respiratorios continúan en aumento. Además, la baja adherencia a las campañas de vacunación y la resistencia de algunos padres a medidas como el uso de mascarillas complican los esfuerzos de contención.
Endeiza hace un llamado a las autoridades a reforzar las campañas de educación sanitaria, mejorar el acceso a vacunas y garantizar la ventilación adecuada en las escuelas. También sugiere que los colegios implementen protocolos claros para manejar casos de enfermedades respiratorias, como sistemas de notificación rápida y suspensión temporal de clases presenciales en caso de brotes severos.
La crisis de enfermedades respiratorias infantiles en Chile refleja una combinación de factores estacionales, estructurales y culturales que demandan una respuesta urgente. La sobrecarga de las urgencias pediátricas, como advierte María Luz Endeiza, no es solo un problema de capacidad hospitalaria, sino un síntoma de fallas en la prevención y la educación sanitaria. La baja cobertura de vacunación, especialmente en niños con comorbilidades, y la laxitud en medidas como el aislamiento de menores enfermos evidencian una desconexión entre las políticas públicas y las prácticas comunitarias. El énfasis en la vacunación es acertado, pero debe ir acompañado de campañas más agresivas que contrarresten la desinformación y promuevan la responsabilidad colectiva. La propuesta de notificar casos a las escuelas es un paso práctico, pero requiere coordinación entre el Minsal, los colegios y las familias. Sin una estrategia integral que aborde desde el acceso a vacunas hasta la infraestructura escolar, Chile seguirá enfrentando picos de enfermedades respiratorias que colapsan el sistema de salud y afectan a los más vulnerables.