El retorno de los juegos de mesa

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Hace 3 años

La cuarentena y sus restricciones obligaron a muchos hogares a inventar nuevas formas de entretenimientos y a renovar hábitos para lidiar con el encierro y el nuevo mundo en pandemia. En ello, los juegos de mesa tomaron un lugar clave que genera importantes alzas de ventas a nivel global.

Y es que el entretenimiento siempre será una necesidad clave. Pero especialmente con COVID, los juegos de mesa destacan como un gran paliativo, ideal para pasar el tiempo en casa, sin gastar mucho y con tiempos de juego prácticamente “ilimitados“.

Las tendencias actuales muestran, sorprendentemente, un aumento en el interés entre los adultos, con un segmento global de juegos de mesa con un valor de alrededor de $15 mil millones U$D al 2020, que incluso crece más que el mercado de juguetes en su conjunto.

La creciente demanda de sus productos ha logrado demostrar que siguen siendo una distracción popular para los hogares que buscan un “detox digital”, además de obligar a las empresas de juegos de mesa a intensificar sus inversiones para aumentar la capacidad de producción.

¿La buena noticia? Chile no se queda fuera de esta tendencia y, gracias a la amplia gama de juegos, hoy es casi imposible no encontrar uno de los clásicos en cada hogar, entreteniendo a los más pequeños, tanto como a los adultos.

La supervivencia de un clásico

Entre estos, no podemos no destacar a un grande que existe en los mercados desde hace ya 80 años, el famoso Monopoly. El juego vendió más de tres millones de copias a nivel mundial el año pasado, incluso más que en el apogeo de su primer boom hace 60 años.

Actualmente existen cientos de ediciones especiales alrededor del mundo, muchas de las que se encuentran disponibles en Chile, incluyendo Monopoly Clásico, Star Wars, Mario Kart, Infantil o Junior, Tramposos y más.

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¿Pero qué tiene este juego de propiedades que lo mantiene en el mercado?

Bueno, en este surreal mundo pandémico, los juegos tradicionales como Monopoly han atraído a muchos consumidores con sus variaciones con licencia del juego, apuntando directo a una audiencia nostálgica en busca de juegos retro, y que ahora tiene más tiempo para disfrutar de estos juegos.

Además, una de sus mayores cualidades es que combina de manera brillante la estrategia y el azar. O sea, tenemos por un lado un cierto grado de suerte con el lanzamiento de los dados y, por otro lado, un cierto grado de habilidad con la estrategia de venta, compra y cambio de estas propiedades.

Además de esto, Monopoly es, para usar un cliché de marketing, verdaderamente un juego para toda la familia. Es lo suficientemente simple como para que los niños puedan jugar y competir con sus mayores; al mismo tiempo que se presenta como algo lo suficientemente desafiante y competitivo como para que los adultos puedan disfrutarlo.

Vivimos en una sociedad que glorifica al emprendedor rapaz, y, en eso, Monopoly cae como anillo al dedo, porque le da a cada persona común y corriente la oportunidad de sentirse como un millonario por un par de horas.

Al final del día, Monopoly sigue siendo un juego, una opción para despejarnos y al mismo tiempo, compartir con nuestros amigos y familia. Y, en ello, otros gigantes de la popularidad como Catan, UNO, Clue y los juegos de palabras a lo Scrabble, seguirán haciendo lo suyo y formando parte de nuestros hogares.