A pesar de que los ojos del mundo estaban puestos en Chile, la ciudadanía ejerció su legítimo derecho para defender con creces la Constitución de 1980 o, de otro modo, exigir una nueva propuesta más moderada y alineada con los intereses de la élite y el empresariado.
Artículos de protección medioambiental, equidad de género, inclusión y plurinacionalidad no hicieron sentido a una población acostumbrada a las Cartas Fundamentales impuestas, propendientes al orden y al statu quo. En consecuencia, el Rechazo logró imponerse con amplia mayoría en las dieciséis regiones del país, diciendo NO a oportunidades de regionalización, paridad y Estado Social de Derecho.
Quienes habían quedado marginados del mapa político en la Convención Constitucional, hoy toman protagonismo. Así lo hacen también figuras como la senadora Ximena Rincón, quien pasó del palco a ser la principal líder política en una noche de derrota para el gobierno y el progresismo nacional e internacional.
Incluso comunas pisoteadas por el modelo económico neoliberal, como Petorca, declinaron de la oportunidad por justicia territorial y cuidado medioambiental, defendiendo la continuidad de la privatización del agua y la explotación indiscriminada de los recursos naturales.
El rechazo se impuso por sobre el 62% de las preferencias:
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— Servicio Electoral (@ServelChile) September 4, 2022
Desde el Gobierno, en cambio, se ha citado a todos los partidos de las coaliciones “Apruebo Dignidad” y “Socialismo Democrático”, quienes tendrán que dejar de lado sus prerrogativas, para centrarse en escuchar lo que los triunfadores tienen por decir: la Centroizquierda por el Rechazo que promueve una segunda convención, o la Derecha pinochetista que hoy ve este resultado como una validación en democracia de la Constitución de Pinochet.
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