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Por qué vemos al cielo de color azul, según la ciencia

El cielo suele verse celeste de día y azul de noche, aunque también puede tomar coloraciones rojizas: todo depende de la luz.

El cielo suele verse celeste de día y azul de noche, aunque también puede tomar coloraciones rojizas: todo depende de la luz.

Estamos tan acostumbrados a ver el cielo azul o celeste, que ni nos preguntamos por qué se ve así, si es solamente el espacio del universo. Pero todo tiene su explicación, y los diferentes tonos del cielo también.

Por empezar, hay que reconocer que no es sólo celeste. Cuando el sol se acerca al horizonte, al amanecer como al atardecer, se torna rojizo o anaranjado. Y las famosas auroras boreales lo tiñen de verde.

Esto cambios se deben a la luz que lo ilumina, que proviene del sol, y sus rayos deben atravesar la atmósfera, compuesta por diversos gases. Sabemos que la luz está compuesta de un arco iris de colores, y al llegar a la Tierra se produce un proceso de “dispersión radiactiva”. Las moléculas se mueven de un lado a otro y emiten luz en distintas direcciones.

Como las longitudes de onda de la luz que son más cortas y azules tienen mayor dispersión que las longitudes de onda más largas y rojas, se forma el color azul que vemos. Hay que recordar que nuestra vista no es muy sensible a las longitudes de onda más cortas o violetas.

Cuando amanece o atardece, la luz azul se dispersa casi por completo y queda fuera de nuestra línea de visión. Por eso la captamos como anaranjada rojiza o rosada.

Fuera de estas causas naturales, hay otros factores que cambian el color del cielo, como la contaminación. El humo y el polvo modifican la dispersión de la luz al ingresar a la atmósfera. En Australia, por ejemplo, los incendios forestales enrojecen el cielo, mientras que en Perú, el polvo lo hace más grisáceo.

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